miércoles, 19 de febrero de 2014

Intereses Norteamericanos que se Expandieron en México

ADMINISTRACIONES NORTEAMERCIANAS QUE SE UNIERON DEL EXPANCIONISMO NORTEAMERICANO EN MEXICO

La doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos”, fue elaborada James Monroe en el año 1823. Dirigida principalmente a las potencias europeas con la intención de que los Estados Unidos no tolerarían ninguna interferencia o intromisión de las potencias europeas en América. De esta manera usó el  expansionismo y el anexo de Texas.

EL DESTINO MANIFIESTO Y LA DOCTRINA MONROE 


Representación alusiva al destino manifiesto. 

"Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad" afirmaba en 1828 el general Simón Bolívar, en su célebre Carta de Guayaquil. Expresaba su preocupación por el expansionismo norteamericano que prácticamente se había consolidado a expensas de los países de América Latina y del Caribe se habían convertido en el primer objetivo económico-político de la clase dominante de los Estados Unidos. Este proceso que comenzó desde el 14 de Julio de 1776, fecha en la cual las colonias inglesas, alcanzaron su independencia.
Es necesario aclarar que la expansión territorial norteamericana fue algo más que un simple proceso de crecimiento territorial, pues estuvo asociada a elementos de tipo cultural, político, ideológico, racial y estratégico.
Éste fue considerado un elemento esencial en los primeros cien años de historia de los Estados Unidos como nación independiente, ya que se veía no sólo como algo económica y geopolíticamente necesario, sino también como una expresión de  la esencia nacional norteamericana.
No debemos olvidar que la  fundación de las trece colonias que dieron vida a los Estados Unidos formó parte de un proceso histórico más amplio: la expansión europea  de los siglos XVI y XVII. Durante ese periodo las principales naciones de Europa occidental se lanzaron a explorar y conquistar  dando forma a vastos imperios en Asia y América. Una de esas naciones fue Inglaterra, metrópoli de las trece colonias norteamericanas. Es por ello que el expansionismo norteamericano puede ser considerado, hasta cierta forma, una extensión del imperialismo inglés.

mapa que muestra los territorios perdidos tras el tratado Guadalupe-Hidalgo en 1848

IMPLICACIONES POLITICAS Y GEOGRAFICAS QUE INTERVINIERON
Las implicaciones políticas y geográficas de la política norteamericana son  nefastas para los intereses territoriales mexicanos. Esta política tuvo uno de los aportes más notables, realizada por el Presidente Thomas Jefferson, que después de adquirir la Luisiana ya tenía en su mente tomar la Florida; y luego Texas, como le explicó en carta al senador J.C. Breckenridge, en el año 1805, cuando le planteó: "tenemos reclamaciones que presentar a España, referentes a territorios al Oeste del río Norte o Bravo. Luego se terminó de modelar la idea con la Doctrina Monroe; la esencia de esa Doctrina es el principio "América para los americanos". Está claro que cuando los norteamericanos dicen "América", no se están refiriendo al territorio de Norteamérica que ocupan los Estados Unidos, sino a todo el Continente Americano; pero cuando dicen "para los americanos", no se están refiriendo a los habitantes del Continente Americano, sino a los que habitan en el territorio de Norteamérica que ocupa los Estados Unidos. En 1845 se recogieron los primeros frutos, con la incorporación de Texas a la nación Norteamericana y en 1848 se terminó de validar la teoría con la guerra contra México, gracias a la cual los Estados Unidos se apoderaron de California y Nuevo México. Para lograr arrebatar a México dichos territorios se utilizaron todos los medios expansionistas acumulados en la experiencia que los Estados Unidos tenían en el tema. Se aplicó principalmente la variante de introducir colonos en las tierras a conquistar y esperar un tiempo para que estos se asentaran, con la idea de posteriormente fomentar el descontento y organizar un alzamiento de dichos colonos, lo que permitiría a los Estados Unidos invadir el territorio para "proteger" a los pobres desvalidos que estaban siendo oprimidos por el poder establecido en dichas tierras; estos inermes gracias a la ayuda norteamericana lograban su independencia, para posteriormente pedir la anexión a los Estados Unidos; una fórmula que en apariencias mantenía la limpieza y el honor norteamericano en relación con ese tipo de actividad. 
En ese tiempo, Texas reconoció la institución de la esclavitud, pero México no lo hizo (la esclavitud estaba prohibida en México desde la firma de la constitución federal de 1824). Muchos abolicionistas (antiesclavistas) norteños vieron la guerra como un intento de expandir la esclavitud y asegurar su influencia continua en el gobierno federal por parte de los dueños de esclavos. El escritor estadounidense Henry David Thoreau publicó su ensayo Desobediencia civil y rehusó a pagar impuestos para solventar la guerra debido a que la consideraba una guerra injusta y de intereses imperialistas.

Durante el primer año de la guerra, el congresista demócrata David Wilmot introdujo una ley que prohibía la esclavitud en cualquier territorio capturado de México. Esta ley, que se conoció como el Proviso (cláusula) Wilmot, causó una protesta inmediata de los sureños en ambos lados del congreso.


Para los sureños parecía que el norte estaba dispuesto a abandonar la paridad dentro del senado y la cláusula de Wilmot encendió la hostilidad entre las dos secciones. La ley por sí misma fue aprobada por la Casa de Representantes pero falló en el Senado, con ambos votos en las líneas seccionales.


COMO MARCARON SUS RELACIONES ENTRE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS LAS IMPLICACIONES POLÍTICAS Y GEOGRÁFICAS.

En 1848 los demócrata propusieron una nueva solución al tema de cuáles territorios podrían tener permiso de esclavitud, conocida como soberanía popular. El 2 de febrero con el Tratado de Guadalupe Hidalgo se reconocía el río Bravo como límite meridional de Texas; México cedía a los Estados Unidos los territorios de Nuevo México y Alta California, y el gobierno de los Estado Unidos se comprometía a pagar las reclamaciones de sus ciudadanos contra el gobierno mexicano, a no exigir ninguna compensación por los gastos de guerra y a pagar quince millones de pesos por los territorios cedidos. Dejó la semilla de un nacionalismo más extendida, ayudó a la maduración de la política mexicana, que vio aparecer partidos políticos durante las décadas siguientes librarían la batalla final para satisfacer el futuro político de la nación. La guerra dejó  a México en una encrucijada, pero el país, después de la toma de conciencia, había de defender su soberanía con mayor seguridad. Los Estados Unidos salieron de la guerra convertida en una potencia continental. La tradicional creencia mexicana, que la guerra fue esencial para el desarrollo de los países y que, a pesar del trauma de la derrota y de la pérdida de territorio, no dejó de haber resultados positivos para los mexicanos. Una nueva generación más consciente había vivido el desastre y se empeñaría en lograr una nueva actitud. Estados unidos se quedó con la mitad del territorio mexicano: las tierras más abundantes en recursos naturales, fértiles para sembrar frutas, y para la pastura y la ganadería, con gran riqueza mineral de cobre, plata y petróleo. El robo de ese territorio perjudicó gravemente el desarrollo económico de México.
grandes extractoras de  petroleo en Texas. 

La fiebre del oro en el estado de california representada en un timbre.



 IMPLICACIONES MORALES  DE LOS ESTADOS UNIDOS

Otro costo pagado por los norteamericanos fue su degradación moral. Se ganó una guerra inmoral que hasta el propio general Ulyses Grant calificó como:

 “una de las más injustas entre una nación poderosa contra una más débil” 

general Ulyses Grant


 y mediante una muy efectiva propaganda, se hizo creer al pueblo que se había realizado una gran hazaña, digna de gloria y honor. Escribió Jay william:  

"Se nos ha enseñado a repicar las campanas, a iluminar los balcones y echar cohetes en señal de júbilo al enteramos de la gran ruina y devastación, la desdicha y la muerte que han sembrado nuestras tropas en un país que jamás nos ofendió, que nunca disparó un balazo en el suelo nuestro y que estaba completamente incapacitado para defenderse de nosotros... Es seguro que entre las más tremendas responsabilidades que pesan sobre los autores y partidarios de la guerra mexicana, se incluirá la corrupción de la opinión pública y la depravación moral que ellos originaron en el país.
Jay william


Los intereses particulares 

Una zona especialmente interesada en la expansión sobre el noroeste de México fue California. Después de la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo y del descubrimiento del oro en 1848, miles de pobladores llegaron a establecerse en el nuevo territorio norteamericano. Muchos de ellos empezaron a considerar la posibilidad de establecerse en Sonora, atraídos por la legendaria riqueza de sus minas, fertilidad de sus tierras y por la debilidad del gobierno mexicano para defenderlas.

La primera agresión tuvo lugar poco después de que México perdió definitivamente California y Nuevo México. Dieciocho norteamericanos penetraron hasta el sur de Sonora y atacaron Nuri, en el distrito de Álamos; después de robar e incendiar el pueblo, huyeron hacia el norte. Perseguidos, tuvieron que abandonar la mayor parte del botín, aunque lograron llevarse once cabezas de ganado y algunas otras cosas. Pese a que el asunto puede considerarse como un asalto ocasional sin un plan preconcebido, manifiesta claramente lo viable, lo fácil que resultaba invadir territorio mexicano.

Algunos de los inmigrantes que se dirigían a California en busca de oro, cruzaban la frontera con alguna frecuencia y, para aprovisionarse en su larga marcha hacia el occidente, saqueaban pueblos indefensos. Así sucedió en la primavera de 1849 en el mineral de Cieneguita, al noroeste de Sonora. Meses después, una partida de indios pápagos, enviados por el gobierno estatal contra los apaches, descubrió que la ranchería apache que iban a atacar estaba defendida por una fuerza norteamericana. Según los pápagos, los norteamericanos habían mandado a los apaches a robar ganado, que luego compraban y que aprovechaban los emigrantes en su viaje a California.

Luis de la Rosa, embajador mexicano ante la Casa Blanca, así lo notificó al Departamento de Estado en abril de 1850. Al parecer, algunas de estas partidas yanquis se consideraban emisarias del gobierno de los Estados Unidos. Lo cierto es que, pese a las protestas oficiales de México y aun considerando que su responsabilidad ante agresiones contra los mexicanos era sólo relativa, las autoridades de Washington no pusieron remedio alguno a la situación.


Los intereses gubernamentales

Es evidente que no sólo el pueblo de los Estados Unidos deseaba la expansión sobre Sonora y las zonas vecinas, también su gobierno la quería. De hecho, intentó lograrla en varias formas. La más utilizaba fue, sin duda, la presión diplomática.
Durante le gobierno de James K. Polk (1847-1851) se había dado una guerra con México. El resultado fue el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, ratificado por el Senado norteamericano el 10 de marzo de 1848. Por él, los Estados Unidos se encontraron repentinamente poseedores de una región gigantesca, la que comprende los actuales estados de California, Nevada y Utah, gran parte de Nuevo México y Arizona, y partes de Wyoming y Colorado. El primer avance norteamericano había el suroeste se había realizado.
No fue sino hasta la administración de Franklin Pierce (1853-1857) cuando se dio el siguiente paso. Los Estados Unidos se proponían adquirir un territorio considerado para tender una vía de ferrocarril que uniría las provincias del este con California. Para ello firmaron con el gobierno mexicano el Tratado de La Mesilla el 30 de diciembre de 1853.
El general James Gadsden, embajador de Pierce en la ciudad de México, fue el encargado de negociar con el gobierno de Santa Anna. Gadsden ofreció cincuenta millones de dólares por la cesión de la mayor parte de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas y toda la extensión de Baja California. Durante estas negociaciones, William Walker, en el norte, proclamaba la república de Baja California y Sonora. El dictador Santa Anna debió sentirse presionado. Sin embargo, no aceptó. Gadsden tuvo que conformarse con mucho menos.
Con el Tratado de La Mesilla, mejor conocido en los Estados Unidos como la Compra de Gadsden, los norteamericanos adquirieron el valle de La Mesilla y la Canadá de Guadalupe. Los exoneró, además, de la obligación contraída en 1848, de impedir las invasiones de indios bárbaros y los comprometió a cooperar con México en la lucha contra las expediciones filibusteras. Naturalmente, el Senado, a instancias del senador por California William M. Gwin, rechazó luego esta última cláusula. México recibió, por la firma del tratado la cantidad de diez millones de dólares.


VIDEOS REFERENCIALES AL TEMA

Destino manifiesto